
“La cactofilia (pasión por los cactus) es una virosis de carácter benigno, poco conocida en nuestro medio, pero muy difundida en los países desarrollados. Hasta ahora no se han reportado casos fatales en la literatura mundial, pero su incidencia es mayor cada día, de acuerdo a informes recientes.

Estudios retrospectivos parecen indicar que desde el descubrimiento de
América, los europeos adquirieron esta virosis que ha tenido caracteres de
epidemia en Inglaterra en el siglo XVIII y posteriormente en Francia y Alemania
en el siglo XIX. A partir del siglo XX, debido al desarrollo de las
comunicaciones, es endémica a nivel global.
Curiosamente, en el continente americano, de donde son oriundos los
agentes causantes de esta virosis (los cactus), los latinoamericanos son
aparentemente inmunes, por eso, los pocos casos reportados se atribuyen a
migraciones del exterior. En cambio, en los Estados Unidos y Canadá la incidencia
es similar a la del viejo continente, por razones genéticas.
Se conocen diversas formas clínicas:
En los casos leves, los cactofílicos se contentan con cultivar algunas
plantas de esta familia y aún aprender sus complicados nombres en latín.
En los casos agudos, los cactofílicos sienten la imperiosa necesidad
de realizar peregrinaciones a conocidossantuarios de cactus como la quebrada
Tinajas, en el valle de Lurín o al valle del río Chillón, ambos cercanos a la ciudad
de Lima y apreciados por la cantidad y variedad de dichas plantas, motivo de veneración.
Manifestaciones más severas convierten a estos enfermos en adictos,
quienes compulsivamente, tratan de obtener todas las formas de cactus que
existen, alrededor de 120 géneros y unas 2000 especies.

Formas más avanzadas de cactofilia los agrupa en clubes o asociaciones, al igual que los diabéticos o los hemofílicos, para intercambiar experiencias e informaciones acerca del hallazgo de nuevos objetos de culto (cactus), los cuales publican en boletines o revistas.
Como en la mayoría de las virosis, no existe un tratamiento efectivo
para esta afección y los intentos para conseguir una vacuna anticactofílica han
fracasado rotundamente, como en el caso del resfrío común, debido a la gran diversidad de agentes patógenos, es decir, los cactus..."
Carlos Ostolaza Nano (de su muy lúcida introducción a la publicación "101 cactus del Perú")